El espionaje siempre ha sido un actividad discreta que se ha movido en la penumbra. La publicación en el periódico norteamericano New Yorker, de prestigio contrastado, de una lista de más de 60 activistas nacionalistas catalanes supuestamente investigados por el CNI utilizando "Pegasus" una aplicación espía desarrollada por una empresa israelí (NSO), ha sacado las actividades de espionaje a la luz pública y ha levantado todo tipo de especulaciones en la clase política española.
El informe publicado por el periódico neoyorkino está basado en un informe del citizenlab de la universidad de Toronto que es una institución de reconocida solvencia, aunque hay que destacar como debilidad que uno de sus colaboradores, que firma el estudio, forma parte del grupo de catalanistas investigados,
Los más beligerantes en la protesta han sido lógicamente los mas afectados, los nacionalistas catalanes, que no han dudado en acusar al CNI de espiarlos de forma ilegal, por su ideología política. El victimismo tradicional de estas organizaciones añade un punto más de agresividad a sus acusaciones.
Otras organizaciones de izquierdas, incluidos Podemos que no pierde ocasión de diferenciarse del gobierno, también exigen responsabilidades e incluso dimisiones antes de que se investiguen los hechos.
La primera reacción del gobierno ha sido torpe, tres ministras salieron rápidamente a negarlo todo, con el argumento de que cualquier información referente al CNI es secreta. Afortunadamente el ministro de la presidencia, Félix Bolaños, ha entrado al quite y ha mantenido una reunión con una representante del gobierno catalán para ofrecerles una investigación interna, otra imparcial del Defensor del Pueblo y la convocatoria inmediata de la comisión parlamentaria de secretos oficiales (S.O.) que ha sido necesario desbloquear pues su absurdo procedimiento de convocatoria, exigía la misma mayoría de 3/5 que el nombramiento del CGPJ, había impedido su puesta en marcha desde el comienzo de la legislatura.
La comisión de S.O. se ha reunido finalmente el 5 de junio, y aunque sus deliberaciones son secretas, han podido conocerse algunos aspectos:
- El CNI ha investigado solo a 18 activistas catalanes de los mas de 60 publicados, siempre con la correspondiente autorización judicial, que estaban implicados en actuaciones ilegales relacionadas con la DUI.
- Los otros mas de 40 investigados no han sido iniciativa del CNI.
- Entre los investigados hay personas relevantes como Pere Aragonés, actual presidente de la Generalitat o el expresidente huido C. Puigdemont.
- La información suministrada se ha apoyado en los expedientes correspondientes a cada uno de los implicados, que se han presentado en la C.O..
Dado que los nombres que se han conocido han formado parte en el de distintas instituciones catalanas (Govern, ANC, Ómnium cultural, Tsunami democratic) que tuvieron una participación activa en el intento de secesión de cataluña y que una de las funciones del CNI es proteger la integridad territorial, no debe haber dudas de que las escuchas realizadas se ajustan al ordenamiento jurídico.
Queda en todo caso por aclarar cual es el origen de las otras más de cuarenta intrusiones denunciada.
En estas condiciones la supercrisis montada por diversos grupos políticos nacionalistas y no nacionalistas responde más a una sobre actuación que a una causa real. Una tormenta en un vaso de agua.
La sobreactuación se debe a una confluencia de distintas causas y es diferente para cada colectivo.
- Los catalanistas "viscerales", Junts per Cat y CUP, aprovechan la oportunidad de las escuchas para proclamar su victimismo genético. Es su comportamiento habitual en cualquier circunstancia.
- Los catalanistas "pragmáticos", ERC, que están a haciendo permanentemente equilibrios entre la racionalidad de apoyar al gobierno progresista de España, y el las reivindicaciones nacionalistas, se ven arrastrados por los radicales pues no quieren aparecer como seguidores del gobierno central.
- Otros grupos de izquierdas que apoyan habitualmente al gobierno también aprovechan la ocasión para hacerse notar y reclamar que se les tenga más en cuenta.
- Mas complejo es el caso de Unidas Podemos que se divide en dos actitudes, el sector Podemita; Echenique, Belarra y Irene Montero se alinea, e incluso encabeza las posiciones de otros grupos de izquierdas exigiendo incluso ¿¿¿"Responsabilidades Políticas" ???, antes incluso de que se investiguen los hechos Por el contrario la vicepresidenta Yolanda Diaz y el sector de Izquierda Unida apoya al gobierno con críticas mucho más matizadas
Estas discrepancias están tensionando al gobierno y sus apoyos de tal modo, que están permitiendo la aprobación de leyes fundamentales solo por la mínima con grave riesgo, como pasó con la Reforma Laboral en la que se tiro demasiado de la cuerda y la ley pasó por el voto con las "zarpas" de un diputado del PP.
En estas circunstancias sería imprescindible que Podemos, no el conjunto de Unidas Podemos, vuelva a la racionalidad, acepte con deportividad el liderazgo de Y. Diaz, impulsado por P. Iglesias en su momento, que ha demostrado ser un acierto por tener la vicepresidencia un valor mucho mas potente que cualquier candidato que pueda presentar hoy Podemos, y se comporte con lealtad al gobierno dejando de jugar a dos bandas. Por su parte el gobierno y ERC deben encontrar la formula de acercar posiciones y recuperar la estabilidad parlamentaria.
El segundo juego de espías que ha coincidido en el tiempo, aunque no parece que tenga mucho que ver con al anterior, ha sido el anuncio del gobierno de que han sido pinchados los móviles del presidente y de la ministra de defensa y, posiblemente, alguno mas. Este anuncio del gobierno, muestra de transparencia e ingenuidad al mismo tiempo, demuestra que es imprescindible mejorar las medidas de seguridad del gobierno en una sociedad con medios cibernéticos cada vez mas potentes. Conviene recordar en todo caso que otros gobiernos con mas recursos que el nuestro también han sido espiados.
Es el momento de mejorar las medidas de seguridad del gobierno, hacer con discreción las investigaciones pertinentes de los casos planteados y devolver el mundo del espionaje a las zonas de penumbra de donde no tendrían que haber salido.
