Ayer tuve la suerte de poder ejercer mi derecho de huelga porque pertenezco al grupo de ciudadanos que todavía tienen empleo. Más de cinco millones y medio de españoles no pudieron ejercer este derecho porque están en situación de desempleo.
La jornada de huelga, como era de esperar fue un rotundo éxito de participación tanto por el número de trabajadores en huelga como por la asistencia a las manifestaciones.
Una prueba indirecta del éxito de la jornada la tenemos analizando la información oficial del gobierno que, en lo fundamental, se limitaba a:
· Felicitarse por la normalidad con que transcurrió la jornada, que puede interpretarse como huelga generalizada, lo previsible en un día de Huelga General, y ausencia de incidentes destacados, pues los trabajadores somos gente pacifica y la mayoría de los incidentes son por provocaciones de la policía o, como ayer en Madrid al final de la manifestación, de elementos oportunistas que quieren pescar en rio revuelto.
· Ofrecer continuamente datos sobre consumo eléctrico, como si ese dato fuera el sumun de la objetividad y con él se justificase un supuesto fracaso relativo de la convocatoria. El dato del consumo es un indicador de muy poca precisión y el que publicaron se calculaba sobre demanda estimada, si se hiciera, por ejemplo, sobre los datos reales del día anterior obtendríamos más de un punto de diferencia a las once de la mañana y más casi uno a las cuatro de la tarde. Que el día sea algo más frio de lo previsto ya puede modificar el dato de consumo.
· Múltiples referencias a la relativamente menor incidencia de la huelga en sectores que difícilmente van a las huelgas en ninguna circunstancia como el comercio, tanto el pequeño como las grandes superficies, alguna de las cuales como El Corte Inglés tienen a gala que no se cierra en los días de huelga.
Estas valoraciones, o la forma muy sesgada a la baja de calcular el número de manifestantes, no son ninguna novedad y es lo que se puede esperar del gobierno.
Más irritantes me resultan los comentarios del presidente de la patronal, un tal Rosell, que tiene la desfachatez de declarar que no es el momento de hacer huelga sino de arrimar el hombro, que diga esto este personaje, presidente de una patronal que es totalmente incapaz de crear ningún empleo y que mira la crisis como si no fuera con ella y en un contexto de 5.500.000 parados, que no pueden arrimar ningún hombro porque no tienen donde hacerlo, es sencillamente indignante.
La huelga ha supuesto un éxito importante y demuestra la fuerza que tienen los sindicatos en España frente a las críticas de sectores interesados, algunos de ellos incluso supuestamente progresistas, que los daban por muertos y que especulaban sobre la prueba que suponía para los sindicatos esta convocatoria.
La respuesta ha sido arrolladora como siempre y demuestra que los sindicatos no tienen nada que demostrar y deben seguir trabajando en la misma línea.
A la respuesta prácticamente total de los sectores industriales y del transporte se ha unido en esta convocatoria la participación de otros sectores que en otras ocasiones no han respondido del mismo modo, la sanidad y la educación incluyendo profesionales y usuarios que han sido muy castigados por las medidas de los gobiernos regionales. Lamentar la participación parcial de los funcionarios, también muy castigados por las medidas del gobierno, debido seguramente al descuelgue de la convocatoria de uno de sus sindicatos representativos, el CSIF.
La huelga del 14N ha tenido algunos elementos novedosos que conviene resaltar:
En primer lugar, el acierto de los sindicatos de convocar encabezando una plataforma social con más de 150 asociaciones ciudadanas, ha tenido un efecto multiplicador posibilitando muchas actuaciones en barrios y pueblos que han contribuido de manera significativa al éxito de la convocatoria. Como señaló algún dirigente sindical puede hablarse más de huelga social que meramente laboral.
El segundo aspecto a destacar ha sido la europeización de la movilización, con convocatorias de Huelga General en España y Portugal y movilizaciones sociales de distinta intensidad en otros veintiún países de la Unión Europea.
Si la crisis tiene un gran componente europeo, las movilizaciones deben tener el mismo carácter y en ese sentido, el 14N se dio un paso muy importante.
Por último es imprescindible que los partidos de izquierda, y el PSOE en primer lugar, sean capaces de capitalizar en propuestas políticas las peticiones sociales .puestas de manifiesto el 14N En ese sentido el apoyo explicito del PSOE a la Huelga General supone también un paso adelante.
El PP está sufriendo un duro desgaste por la crisis pero el PSOE no esta siendo capaz de recoger ese descontento y también pierde apoyos, que solo muy parcialmente, recogen otros partidos de izquierda. Hay que evitar que el descontento social se manifieste solo en plataformas callejeras que son incapaces de dar soluciones viables y acaban mostrando una esterilidad frustrante que, finalmente, acaba favoreciendo a la derecha.