me enseñó que mi destino
era rodar y rodar
rodar y rodar.
También me dijo un arriero
que no hay que llegar primero
pero hay que saber llegar.
Esta estrofa de una vieja canción ranchera puede ser un símbolo del escenario político surgido en España después del 20D.
La contradicción básica existente después de las elecciones, no es entre nuevo y viejo ni entre bipartidismo y multipartidismo, la contradicción básica es, la más que conocida, entre izquierda y derecha.
Los resultados del 20D han sido, en términos de votos, una victoria de la izquierda, pues los votos de Podemos, PSOE e IU suman mas que los del PP y Ciudadanos. La incapacidad para enfrentarse eficazmente a la crisis, y otros asuntos de mala gestión y corrupción de los partidos clásicos, ocurridos en las dos últimas legislaturas, han propiciado el surgimiento de de dos partidos nuevos, uno en la derecha y otro en la izquierda.
Aunque los comportamientos y los errores del PP y del PSOE hayan sido muy diferentes, la percepción ciudadana es que los dos han fracasado y eso es lo que determina el fuerte apoyo que han tenido los nuevos partidos, además de que todavía están "vírgenes" en asuntos de gobierno y cabe, al menos teóricamente, la duda de que su comportamiento sea distinto.
La derecha, PP y Cs, y sus aliados económicos y políticos intentan "salvar los muebles" llamando al PSOE a la responsabilidad para que forme parte de una gran coalición, con el doble beneficio para ellos de que Rajoy siga gobernando y, como rédito añadido, que el PSOE pierda credibilidad.
El pacto por la izquierda tiene muchas más posibilidades de exito, pero requiere retirar algunas piedras que hay en el camino.
El obstaculo más importante para no pactar es la discrepancia existente entre el PSOE y Podemos en relación con el estatus de Catalunya dentro del Estado Español. El PSOE defiende un esquema federal facilitado por un cambio constitucional previo, mientras que Podemos mantiene la opción del referéndum, asociado también, según las últimas declaraciones, a una reforma constitucional, que regulase la decisión sobre posibles procesos de autodeterminación en todo el Estado. Me limito aquí a dejar constancia de la discrepancia pues las justificaciones de una y otra posición se han hecho repetidamente.
No parece muy complicado, si hay voluntad política para ello, apartar esta piedra del camino, admitiendo, por ejemplo, que cada partido mantenga sus posiciones mientras que el programa conjunto se limite al compromiso de abrir la ponencia constitucional y, en ese momento, que tanto PSOE como Podemos y el resto de partidos del arco parlamentario, tengan la oportunidad de defender sus posiciones y buscar un consenso, que no parece fácil, pero tampoco más complicado que la redacción de la constitución de 1978.
Viendo las dificultades que tienen los propios independentistas catalanes para sacar a delante su "proceso de desconexión" con la casi segura convocatoria de unas nuevas elecciones y teniendo en cuenta que estos mismos independentistas, hace ya tiempo que han pasado la página del referéndum, no se entiende la urgencia de incluir ese asunto en la primera línea de un posible pacto.
Tampoco es una buena estrategia para pactar que sectores, tanto del PSOE como de Podemos intenten humillar a la otra parte presionándola para que renuncie a planteamiento políticos de los que están profundamente convencidos.
No es fácil, pero tampoco imposible, encontrar una formula que aparte esta piedra del camino del pacto, siempre que haya voluntad política para ello.
En el PSOE, el clamor por un pacto de izquierdas es creciente en las bases y las maniobras palaciegas de los llamados barones, se están quedando en minoría pesar del revuelo mediático que organizan con unos medios que tampoco parecen muy interesados en que se llegue a un acuerdo.
Si en Podemos prevalecen los aspectos tácticos y se inclinan por mantener sus lineas rojas-piedras en el camino- para justificar que no haya pacto, el acuerdo será imposible, si por el contrario, se da prioridad real al pacto, sería factible un acercamiento con el PSOE. Aunque no es facil saber más allá de las declaraciones de P. Iglesias, siempre genéricas, y las opiniones de los medios, cuales son las corrientes de opinión que se dan en Podemos y sus aliados, es lógico pensar que haya división, del mismo modo que surgió un empate en la CUP en relación con el apoyo a Más en Catalunya. Los partidos asamblearios son todavía más imprevisible que los tradicionales.
Algunos medios, los mismos que promueven una gran coalición, publican análisis interesados sobre el beneficio electoral que obtendría Podemos si se convocasen nuevas elecciones. Estos análisis son totalmente especulativos, en una situación política tan fluida como la actual puede pasar cualquier cosa aunque, dado que el tiempo entre ambas elecciones sería muy corto, es muy posible que el resultado final fuera muy parecido al del 20D.
Los resultados electorales ofrecen una posibilidad real de cerrar el paso a otro gobierno del PP presidido por Rajoy, sería una irresponsabilidad por parte del PSOE y de Podemos que no se hiciesen todos los esfuerzos para aprovecharla.
Volviendo a la ranchera que ilustra este trabajo, tampoco hay que despreciar el consejo del arriero: "hay que saber llegar" y para ello es necesario tomarse el tiempo necesario. La estrategia de P.Sanchez de dejar que el PP haga las gestiones que considere necesarias, antes de empezar a dar pasos en firme, es totalmente adecuada. Hay que dejar que baje el soufflé, que desaparezca la espuma de las proclamas electorales, de las líneas rojas y de las posiciones intransigentes y empiece a hablarse de las realidades políticas, sociales y económicas de España y de la búsqueda de soluciones a las mismas, apurando al máximo los limites de la realidad.
Aunque los comportamientos y los errores del PP y del PSOE hayan sido muy diferentes, la percepción ciudadana es que los dos han fracasado y eso es lo que determina el fuerte apoyo que han tenido los nuevos partidos, además de que todavía están "vírgenes" en asuntos de gobierno y cabe, al menos teóricamente, la duda de que su comportamiento sea distinto.
La derecha, PP y Cs, y sus aliados económicos y políticos intentan "salvar los muebles" llamando al PSOE a la responsabilidad para que forme parte de una gran coalición, con el doble beneficio para ellos de que Rajoy siga gobernando y, como rédito añadido, que el PSOE pierda credibilidad.
El pacto por la izquierda tiene muchas más posibilidades de exito, pero requiere retirar algunas piedras que hay en el camino.
El obstaculo más importante para no pactar es la discrepancia existente entre el PSOE y Podemos en relación con el estatus de Catalunya dentro del Estado Español. El PSOE defiende un esquema federal facilitado por un cambio constitucional previo, mientras que Podemos mantiene la opción del referéndum, asociado también, según las últimas declaraciones, a una reforma constitucional, que regulase la decisión sobre posibles procesos de autodeterminación en todo el Estado. Me limito aquí a dejar constancia de la discrepancia pues las justificaciones de una y otra posición se han hecho repetidamente.
No parece muy complicado, si hay voluntad política para ello, apartar esta piedra del camino, admitiendo, por ejemplo, que cada partido mantenga sus posiciones mientras que el programa conjunto se limite al compromiso de abrir la ponencia constitucional y, en ese momento, que tanto PSOE como Podemos y el resto de partidos del arco parlamentario, tengan la oportunidad de defender sus posiciones y buscar un consenso, que no parece fácil, pero tampoco más complicado que la redacción de la constitución de 1978.
Viendo las dificultades que tienen los propios independentistas catalanes para sacar a delante su "proceso de desconexión" con la casi segura convocatoria de unas nuevas elecciones y teniendo en cuenta que estos mismos independentistas, hace ya tiempo que han pasado la página del referéndum, no se entiende la urgencia de incluir ese asunto en la primera línea de un posible pacto.
Tampoco es una buena estrategia para pactar que sectores, tanto del PSOE como de Podemos intenten humillar a la otra parte presionándola para que renuncie a planteamiento políticos de los que están profundamente convencidos.
En el PSOE, el clamor por un pacto de izquierdas es creciente en las bases y las maniobras palaciegas de los llamados barones, se están quedando en minoría pesar del revuelo mediático que organizan con unos medios que tampoco parecen muy interesados en que se llegue a un acuerdo.
Si en Podemos prevalecen los aspectos tácticos y se inclinan por mantener sus lineas rojas-piedras en el camino- para justificar que no haya pacto, el acuerdo será imposible, si por el contrario, se da prioridad real al pacto, sería factible un acercamiento con el PSOE. Aunque no es facil saber más allá de las declaraciones de P. Iglesias, siempre genéricas, y las opiniones de los medios, cuales son las corrientes de opinión que se dan en Podemos y sus aliados, es lógico pensar que haya división, del mismo modo que surgió un empate en la CUP en relación con el apoyo a Más en Catalunya. Los partidos asamblearios son todavía más imprevisible que los tradicionales.
Algunos medios, los mismos que promueven una gran coalición, publican análisis interesados sobre el beneficio electoral que obtendría Podemos si se convocasen nuevas elecciones. Estos análisis son totalmente especulativos, en una situación política tan fluida como la actual puede pasar cualquier cosa aunque, dado que el tiempo entre ambas elecciones sería muy corto, es muy posible que el resultado final fuera muy parecido al del 20D.
Los resultados electorales ofrecen una posibilidad real de cerrar el paso a otro gobierno del PP presidido por Rajoy, sería una irresponsabilidad por parte del PSOE y de Podemos que no se hiciesen todos los esfuerzos para aprovecharla.
Volviendo a la ranchera que ilustra este trabajo, tampoco hay que despreciar el consejo del arriero: "hay que saber llegar" y para ello es necesario tomarse el tiempo necesario. La estrategia de P.Sanchez de dejar que el PP haga las gestiones que considere necesarias, antes de empezar a dar pasos en firme, es totalmente adecuada. Hay que dejar que baje el soufflé, que desaparezca la espuma de las proclamas electorales, de las líneas rojas y de las posiciones intransigentes y empiece a hablarse de las realidades políticas, sociales y económicas de España y de la búsqueda de soluciones a las mismas, apurando al máximo los limites de la realidad.
Lo mismo que en Portugal hay que esperar un pacto de Izquierdas, quizá con algún partido nacionalista que arrime el hombro.
ResponderEliminarSe cambiarían muchas leyes del PP que son una vergüenza.
Se mejoraría nuestra convivencia, mejorando la Carta Magna.
Con ayuda de Europa, en cuatro años se puede salir de la crisis económica, mejorando las cifras del paro. Este país se abriría a la esperanza.
La enseñanza pública, la sanidad pública, las pensiones, la I+D, la dependencia..., es mucho lo que se puede y se debe hacer.
No intentar estas y otras cosas poniendo piedras en el camino es algo que la ciudadanía no puede entender. Y, quizá, reaccionaría con ira y tristeza dando una mayoría absoluta al PP de Rajoy.