Después de las elecciones llega el momento de constituir gobiernos y, como en muchas ocasiones no hay mayorías claras que permitan gobernar en solitario, es necesario suscribir pactos de gobierno, de legislatura o simplemente de investidura. Los elementos que hay que considerar en un pacto son, en primer lugar la ideología de cada formación, en segundo los programas electorales y en tercero los resultados obtenidos.
El primer elemento considerado, la ideología, viene en esta ocasión muy contaminado por los cordones sanitarios o lineas rojas que los partidos se han puesto entre si.
Es evidente que existen lineas rojas naturales entre partidos antagónicos, PP y PSOE, por ejemplo que hace casi imposible un pacto entre ellos, salvo en situaciones muy especiales.
En España ha existido durante mucho tiempo un cordón sanitario entre todos los partidos y Herri Batasuna y sus herederos ,por ser el brazo político de una organización terrorista, cordón que se ha empezado a suavizar en algunos casos después de que ETA haya dejado las armas. En muchos países europeos y en la propia UE existe también un cordón sanitario en torno a los partidos de ultra derecha o filo fascistas por considerarlos contrarios a la cultura democrática, pero fuera de estos casos son posibles y necesarios los pactos a distintos niveles entre formaciones políticas distintas.
En España ha existido durante mucho tiempo un cordón sanitario entre todos los partidos y Herri Batasuna y sus herederos ,por ser el brazo político de una organización terrorista, cordón que se ha empezado a suavizar en algunos casos después de que ETA haya dejado las armas. En muchos países europeos y en la propia UE existe también un cordón sanitario en torno a los partidos de ultra derecha o filo fascistas por considerarlos contrarios a la cultura democrática, pero fuera de estos casos son posibles y necesarios los pactos a distintos niveles entre formaciones políticas distintas.
Durante la campaña electoral se han producido muchas descalificaciones mutuas, que suponen en muchos casos manifestar un criterio ideológico muy intransigente, que obstaculiza e incluso impide cualquier posible pacto.
Aunque de una forma o de otra todos los grupos han jugado a poner cordones sanitarios, el campeón de ellos ha sido sin ninguna duda Ciudadanos, que ha marcado lineas rojas con ERC por ser independentistas, con Podemos por ser populistas, con el PSOE por ser Sanchista y hablar con populistas y separatistas. Curiosamente no ha puesto más que una tenue línea roja de puntos con el parido ultraderechista Vox, con quien parece estar dispuesto a pactar de forma indirecta, tirando la piedra y escondiendo la mano, como hicieron en Andalucía.
Hay que considerar que, en materia de pactos cada Ayuntamiento o CC.AA. es un mundo diferente. No parece tener mucho sentido intentar condicionar un pacto en Castilla y León a que se pida la aplicación inmediata del art 155 en Cataluña, pero tiene todo el sentido político el hecho de que Manuel Valls ofrezca sus votos a Ada Colau para impedir que los independentistas hagan bandera del Ayuntamiento de Barcelona. Ada Colau y los comunes están siendo obligados en este caso a definirse de forma clara entre apoyar o no explicitamente y sin ambigüedades al independentismo.
Del mismo modo Cs tiene que definirse entre admitir explicitamente el apoyo de la ultraderecha o volver al centro como le piden muchos de sus afiliados. La estrategia andaluza no es facil de repetri y el mismo Vox la rechaza, al menos de momento.
Las posiciones previas a los pactos revelan otro aspecto interesante: los partidos que más votantes han perdido, Podemos y Vox, quieren compensar sus perdidas con entradas en gobiernos de coalición que oculten sus debilidades y en ese sentido Madrid, en sus dos vertientes de Ayuntamiento y Comunidad va a ser la piedra de toque de Ciudadanos.
En cualquier caso los pactos van a poner a cada uno en su lugar entre ser una organización sectaria e intolerante o ser un partido que está sobre el terreno, al servicio de los ciudadanos y favoreciendo la gobernabilidad de las instituciones.
La política son los pactos y alianzas. Y el manejo de los tiempos. El Ibex-35 y El País lo tienen claro: ¡¡Con Rivera sí!!. En dos semanas saldremos de dudas.
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