El pasado 19 de Mayo el Congreso de los diputados aprobó la quinta prorroga del Estado de Alarma decretado a causa de la pandemia del COVID19.
El resultado de la votación fue muy ajustado, solo 177 votos, uno más de la mayoría absoluta.
Aunque el Estado de Alarma, que limita la movilidad y el derecho de reunión de los ciudadanos, ha resultado ser la única medicina eficaz contra el coronavirus, como se está demostrando no solo en España sino en otros países europeos como Francia, Italia o Alemania, un número creciente de formaciones políticas parecen considerar que pararlo es solo cosa del gobierno y ellos están a otra cosa, siguiendo el principio de "que hay de lo mío". La derecha extrema y la extrema derecha (DE-ED), PP Y Vox, solo quieren ver el E. de Alarma como una estrategia del gobierno para gobernar con menos controles. Los nacionalistas catalanes, Bildu, sorprendentemente Compromis, y Ciudadanos negocian su voto positivo o su abstención a cambio de determinadas condiciones que, por legitimas que puedan ser, no deberían condicionar el objetivo prioritario de erradicar el COVID19 que es un problema mundial y por tanto de toda la sociedad española con independencia de ideologías o territorios.
En este contexto, el gobierno no tuvo mas remedio que negociar para sacar adelante su propuesta. Ciudadanos, que parece estar en un proceso de vuelta al centro y de desmarque de la ED-DE condicionó su voto positivo a que la prorroga durase solo dos semanas en vez del mes que quería el gobierno, Bildu por su parte condicionó su abstención a cambio del compromiso escrito del gobierno de derogar la reforma laboral de 2012. Este compromiso, que finalmente se firmó, no es ninguna novedad pues ya estaba incluido en el programa de gobierno y en los acuerdos de investidura. Se trataba de recordarlo por si había alguna tentación de olvidarlo
El apoyo de Bildu, que sustituye en actitudes constructivas a ERC, que en esta ocasión ha optado por seguir a JXCAT y votar en contra, tiene la ventaja de consolidad la mayoría de izquierdas que del gobierno, que tendría que hacer un esfuerzo por recuperar el apoyo de ERC en próximas ocasiones.
Como marca el guión de la estrategia demagógica de la ED-DE, la abstención de Bildu abrió la caja de los truenos y obligó, en mi opinión de forma equivocada, al gobierno a matizar su posición sobre la reforma laboral volviendo al absurdo concepto de "los aspectos más lesivos" como si el gobierno estuviera dispuesto a aceptar aspectos lesivos pero menos. La reforma laboral hay que abordarla en profundidad y sus contenidos finales serán más o menos favorables a los trabajadores dependiendo de la correlación de fuerzas parlamentarias y de los acuerdos que puedan adoptarse en la mesa del dialogo social, la mayor o menor "lesividad" del resultado final deberá analizarse después de la derogación.
Que las derechas se hayan echado al monte parece una obviedad, si se suprime el estado de alarma y se reproduce la epidemia, será culpa del gobierno y ya lo arreglaran ellos después a su manera. Hay que esperar mucho más de la responsabilidad de los partidos progresistas y que su negativa a apoyar esta prorroga corresponda más a cuestiones tácticas que a estrategias de fondo.
Parece casi imprescindible una sexta prorroga para poder salir de la crisis del COVID19 con las máximas garantías posibles. Los incumplimientos de las limitaciones de movilidad y contactos que se están viendo en algunos lugares, hacen temer que un corte anticipado del Estado de Alarma pueda ser muy peligroso.
#quedatencasa
Con unas elecciones vascas a la vuelta de la esquina el acuerdo con Bildu no le hizo gracia al PNV. Pero la política es así. Derogar la Reforma Laboral no va a ser fácil. Y debería hacerse con el mayor consenso posible. Y así pasaría como con el Ingreso Mínimo Vital. Que al final lo apoyan la mayoría de los partidos.
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