Difícilmente se podrá
encontrar un militante socialista que no este de acuerdo con esta premisa, que
no deja de ser una obviedad que parafrasea la clásica y elemental
reivindicación democrática de un hombre (o una mujer) un voto.
Con esta expresión,
algunos compañeros quieren apoyar la decisión del PSdG de elegir a su próximo
Secretario General (SG) mediante una especie de primarias internas, en las que puedan votar directamente al SG todos los afiliados
gallegos.
Todos los militantes
socialistas tenemos derecho a votar, directa o indirectamente, al S.G., el
que se haga plebiscitando directamente al S.G. o por medio de delegados es una
cuestión de estatutos, y dado que los estatutos no prevén esa posibilidad no
hay más remedio que decir que en Galicia se intenta violentar los estatutos aprobados en el
último congreso y cambiar las normas de elección.
La primera cuestión es
que si el PSOE es un partido serio, y de eso no puede caber ninguna duda, una organización regional no puede cambiar sus estatutos sobre la marcha, sino utilizando los congresos y las conferencias previstas
para tal fin. No se trata de apoyarse en aspectos burocráticos para impedir
ningún tipo de elección sino todo lo
contrario. Los procedimientos internos deben modificarse en profundidad a ser
posible en la próxima conferencia política de Octubre, pero debe hacerse de
acuerdo con las normas, no forzándolas.
En cuanto al fondo del
asunto de fondo, no es en absoluto evidente que una elección por primarias
del S.G. sea más democrática y más conveniente que la formula estatutaria de elección por delegados.
La tradición de algunos
países, Francia, EE.UU., Países sudamericanos, etc. de elegir sus presidentes
por sufragio directo no es más ni menos democrática que nuestra tradición
parlamentaria, en la que
el presidente del gobierno se elige en segundo grado por los diputados elegidos
directamente por los ciudadanos. Son formulas democráticas diferentes, aunque
en algunos aspectos dan soluciones distintas, las elecciones de tipo directo
dan unos esquemas más autoritarios y menos participativos que los
parlamentarios.
Simplificando un
esquema que evidentemente tiene muchos matices, el presidente que es elegido
por los ciudadanos, solo responde ante ellos cada cuatro años, mientras que el presidente del gobierno elegido por los
diputados, responde ante ellos todos los días.
En el PSOE, hay sin
duda que renovar los sistemas de elección de candidatos, tanto a órganos
internos como a instituciones públicas, pero los nuevos procedimientos tienen
que ir mas en el sentido de disminuir los poderes de los S.G. que en el de aumentarlos, y la elección directa por todos
los militantes tiende a incrementar el poder, ya excesivo, que tienen.
Hace unos meses, en el
año 2011, con ocasión de la convocatoria de la conferencia política y
organizativa prevista para aquel año, que finalmente no pudo celebrarse por el
adelanto de las elecciones generales, escribí varios artículos comentando estos
temas con cierto detalle. Se pueden ver en:
En estos artículos, se
proponían algunas alternativas para elegir, de forma proporcional y mediante
listas abiertas los representantes que la organización en su conjunto, no solo
el núcleo dirigente, considera más adecuadas.
En síntesis, en los
estatutos actuales hay solo dos tipos de elecciones en sentido estricto, la de los candidatos a encabezar listas
nacionales, autonómicas o municipales, que se hace por un sistema de primarias,
que en el próximo futuro parece que será abierto a la ciudadanía, y la
de los S.G. que son elegidos por el conjunto de los militantes en las
Agrupaciones Municipales o por delegados de los congresos, en los procesos
regionales y federales.
El resto de los
representantes socialistas tanto en órganos internos: representantes en comités
superiores o delegados en congresos o conferencias, o en instituciones
públicas: listas electorales, no son
estrictamente elegidos sino ratificados en propuestas de bloque, elaboradas y realizadas por los S.G., los candidatos
elegidos en primarias o en misteriosas comisiones de candidaturas Si se
considera, además, que en muchísimos casos los S.G. coinciden con los
candidatos elegidos en primarias, se puede afirmar que el funcionamiento
del partido pivota de forma muy determinantemente en los S.G.
En consecuencia, las
opciones de funcionamiento interno que se definan deben de ir en la línea de
fomentar elementos de control y participación que limiten los excesivos poderes
de los S.G. En la práctica, para poder tener una cierta actividad política, es
casi imprescindible formar parte del cortejo del S.G. correspondiente. Por estas razones la elección en "primarias" de
los S.G. no es una buena solución.
Un último comentario
final, el procedimiento aprobado en Galicia hace un flaco favor a nuestro partido que no pasa por sus
mejores momentos de imagen. Si
conflictos como el que se ha generado con el PSC en Catalunya responden a
situaciones políticas complejas y delicadas que no hay más remedio que asumir,
conflictos como este son totalmente gratuitos y no conducen más que a propiciar
batallas internas que se deberían evitar a toda costa.
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