Lamento profundamente
que José Antonio Rodríguez, alcalde de Jun, Granada, no haya alcanzado, por
menos de 200 votos, el 15% de avales necesarios para ser candidato en las
primarias socialistas de Andalucía.
Los socialistas
publicitamos las primarias como un elemento de democracia interna que solo
utilizamos nosotros, y esto es cierto, pero, como decía el alcalde de
Jun, Sin urnas no hay primarias, y esta verdad es, al menos,
tan potente como la anterior.
Las primarias se han
convocado con poco margen de tiempo, en el mes de julio, muy lejos de la
convocatoria de las elecciones autonómicas y dando un tiempo muy escaso a los
candidatos para conseguir los avales necesarios que, por otro lado, eran un
número excesivamente alto.
En estas condiciones las
primarias tienen un cierto valor publicitario.
Se han convocado y ha
salido una candidata con un amplio apoyo, lo que oficialmente se interpreta
como que tenemos en Andalucía una candidata con un amplio grado de consenso.
Si se hubieran dado más
facilidades habría podido haber dos e incluso tres candidatos y las primarias
se habrían consumado, de esta manera se han convertido en una especie
de "coitus interruptus", un proceso sin consumar.
La victoria de Susana
Díaz no ha sido tan aplastante como puede parecer a primera vista, pues ha
obtenido sin despeinarse, 22.000 avales en números redondos, el doble
aproximadamente que los otros dos candidatos juntos, que han tenido que sudar
cada uno de los avales conseguidos, mientras que otros 12.000 militantes
andaluces no han avalado a ningún candidato.
Si finalmente hubiera habido
primarias, una buena parte de los "avales cautivos", podrían no
haberse traducido en votos para la candidata oficial mientras que, prácticamente todos
los avales de los candidatos alternativos, si lo hubieran hecho. La diferencia
está en que el voto es secreto y el aval
no y en un partido, como en tantos otros sitios, el manifestarse abiertamente
en contra del aparato dominante, muchas veces no es fácil.
Si hubiera habido
primarias el resultado final habría sido seguramente el mismo, pero la elección
habría sido mucho más legitima al ser auténticamente democrática.
¿Tiene sentido mantener
este tipo de democracia censitaria de avales en las elecciones
primarias? Probablemente no, los requisitos para ser candidato tendrían
que ser mucho más abiertos, una cierta antigüedad en el partido, tampoco
excesiva, estar al día en el pago de cuotas y poco más.
Si por razones
funcionales, para evitar una excesiva proliferación de candidatos, se exigiesen
avales, su número no debería ser disuasorio y los plazos para conseguirlos
tendrían que ser suficientes.
El paso de las primarias
ha sido importante, pero todavía nos quedan unos cuantos pasos más.
Finalmente, dar efusivamente las gracias a J. Antonio Rodríguez, alcalde de Jun, por su esfuerzo y generosidad, que aunque no haya tenido resultados a corto plazo, ha supuesto un avance muy importante que esperemos pueda fructificar en un futuro inmediato.
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