Desde que se celebraron las elecciones generales, el presidente del PP en vez de hacer gestiones para conseguir los votos necesarios, ha protagonizado una serie de movimientos un tanto erráticos y contradictorios, que tal vez intenten ocultar posibles intentos de comprar diputados socialistas.
N.F. empezó reivindicando su sagrado derecho a gobernar por ser la lista mas votada, inventándose una norma que solo existe como 2ª opción en las elecciones municipales, cuando no hay mayoría absoluta y continuó presionando al rey para que le encomendase la investidura,
Su único programa es acabar con el "Sanchismo" para lo que ha intentado comprar a algunos diputados del PSOE, en una nueva versión del Tamayazo y ha pretendido, incluso, el apoyo del propio PSOE para acabar con el "Sanchismo", una especie de harakiri.
Ha recibido críticas de Vox por no ser incluidos en la Mesa d elcongreso y de sus propios compañeros catalanes por hablar con JxC.
Al mismo tiempo ha atacado gravemente al PSOE por colaborar en romper España, mientras que ha hecho ofertas de transfuguismo al grupo parlamentario socialista, consiguiendo solo el apoyo de algunos miembros de la vieja guardia (González, Guerra y otros) que no pierden ocasión de pronunciarse entra Pedro Sanchez.
Todo un recital de palos de ciego que solo sirven para retrasar la inevitable investidura de Pedro Sanchez.
La 2' performance, bastante mas inteligente que la de Fijôo, es la del expresident Puigdemont que está sabiendo aprovechar la ocasión que le brinda el resultado electoral, para lanzar sus propuestas en un momento en que las fuerzas independentistas catalanas han perdido mucho apoyo.
Como suele ser habitual en cualquier estrategia de negociación, Puigdemont ha empezado planteando su programa máximo: Amnistía y Referéndum de autodeterminación para satisfacer a sus partidarios y mantener su imagen reivindicativa que le diferencia con ERC. Aun siendo una propuesta de máximos pueden observarse ya algunas diferencias sobre propuestas anteriores pues a las dos reivindicaciones fundamentales no les ha otorgado la misma prioridad, quedando el referéndum en un segundo plano que puede retrasarse mucho en el tiempo.
Por otro lado los nacionalistas catalanes no pasan por su mejor momento pues a los flojos resultados de las elecciones generales hay que añadir la relativamente baja participación en la ultima diada, recientemente celebrada.
La última formación que ha saltado al escenario ha sido Sumar. con una visita sorpresa a Puigdemont con la que pretende ganar protagonismo mediando con los nacionalistas. Sumar juega bien sus bazas para formar parte activa en las negociaciones.
También se han podido ver algunos movimientos en el PNV y en EH Bildu que no quieren quedarse al margen y, en el caso del PNV, está haciendo también algunas gestiones de intermediación con JxC. Al igual que los nacionalistas catalanes , los nacionalistas vascos tiene también sus diferencias entre ellos y nadie quiere quedarse fuera de juego.
En ultimo lugar está el PSOE, protagonista principal de la investidura, que ha decidido cerrar puertas y ventanas y dejar que el PP se cueza en su propia salsa hasta que llegue el dia de la investidura de N. Feijoo.
El PP tiene los nervios a flor de piel y ha sacado a pasear a Aznar que con el apoyo de Ayuso y la aceptación silenciosa de N. F,, está convocando un acto para el día 24 de septiembre, dos días antes de fecha de la investidura de Feijóo, para protestar contra una supuesta amnistía que dan por cierta aunque solo los nacionalistas catalanes han Hablado de ella.
Aunque intentan evitar una 2ª ediciôn de Colôn con la la presencia de VOX, corren el riesgo de que Abascal, o alguno de sus colegas, se presente en el acto o que se molesten y no le apoyen en la investidura.
El presidente del gobierno, que de momento guarda silencio, tiene una papeleta difícil. Por un lado está la duda de si la amnistía es o no constitucional, aunque el texto constitucional no dice nada al respecto, los constitucionalistas están divididos y el propio gobierno ha negado su constitucionalidad en numerosas ocasiones.
Desde un punto de vista estrictamente político, el gobierno tiene que encontrar un difícil equilibrio que por un lado satisfaga a los nacionalistas y por otro no sea rechazado por un sector de la población, no solo de derechas, que no comparte la idea de la amnistía.