Hace casi cuatro años, en Mayo de 2015, las elecciones autonómicas y municipales de Madrid arrancaron con un conflicto interno en una de las formaciones más significativas de la Izquierda: IU.
La operación Tania Sanchez, por la que la entonces cabeza de lista de IU se pasaba a Podemos, y la pésima gestión que de esta situación hizo la dirección federal de IU, liquidando la federación madrileña, provocó que este partido acudiese muy tocado a las elecciones autonómicas y no alcanzase el 5% mínimo, impidiendo con ello una mayoría progresista en Madrid y permitiendo los lamentables cuatro años de gestión popular con C. Cifuentes y su sucesor.
En vísperas de las elecciones autonómicas y municipales de 2019, nos podemos encontrar en Madrid en una situación similar, en este caso el conflicto lo tiene la organización madrileña de Podemos.
Iñigo Errejón fundador de Podemos y candidato de este partido a la presidencia de la Comunidad de Madrid y seguramente uno de sus miembros más valiosos, ha llegado a un acuerdo con la plataforma +Madrid de Manuela Carmena para coordinar las candidaturas municipal y autonómica, presentándose en una misma plataforma.
El acuerdo no ha contado con las bendiciones del aparato burocrático del Podemos, que ha negado a Errejón la capacidad de llegar a esos acuerdos y le ha acusado de incumplir la decisión de presentarse a la Comunidad con el nombre de Podemos.
Dado que en 2015 Podemos se presentó en distintos municipios y CC.AA. con diferentes nombres y formando parte de diversas plataformas, el conflicto no puede venir tanto por el nombre de la candidatura sino por la configuración de la lista, que el aparato burocrático quiere imponer sin tener en cuenta la opinión del candidato. Hubo un intento anterior de imponer también la lista del Ayuntamiento, quitando de ella a las personas de mayor confianza de la alcaldesa y ahora se intenta lo mismo con la lista de la Comunidad, M. Carmena no lo aceptó y parece que I. Errejón tampoco.
No es Podemos la única organización que pretende rodear a un candidato potente, con altas probabilidades de obtener un buen resultado, de colaboradores clientelares sacados de la burocracia del partido, es una practica, lamentablemente muy extendida, aunque todo indica que, en esta ocasión, no lo han conseguido.
Una vez que en la izquierda se ha abierto la opción de hacer elecciones primarias para elegir los cabezas de lista, queda pendiente la definición de modelos realmente participativos para la configuración de los restantes puestos de las listas electorales. La práctica habitual es que los aparatos burocráticos coloquen a quien quieran, casi siempre más por lealtades personales que por razones de mérito o capacidad.
El conflicto en Podemos ya le ha costado a Errejón su acta de diputado pero puede tener un precio mucho mayor, no para él sino para toda la izquierda madrileña, si el autoritarismo de la dirección podemita se empeña en presentar su propia lista a la Comunidad, corriendo el riesgo de que la izquierda divida su voto y pierda una vez más el gobierno de la Comunidad de Madrid.
La capacidad de los partidos de izquierda de liquidar a sus mejores representantes es inconmensurable. Coincidiendo con la defenestración de Errejón, se produce también la dimisión del antiguo coordinador de IU, G. Llamazares, uno de los pocos dirigentes de IU que todavía merecen la pena.
Estos comportamientos sectarios se han dado también en el PSOE con la defenestración en octubre de 2016 de su S.G. Pedro Sanchez, que afortunadamente, y gracias al apoyo de la mayoría de los socialistas, recuperó posteriormente su puesto y hoy es Presidente del Gobierno de España.
Iñigo Errejón fundador de Podemos y candidato de este partido a la presidencia de la Comunidad de Madrid y seguramente uno de sus miembros más valiosos, ha llegado a un acuerdo con la plataforma +Madrid de Manuela Carmena para coordinar las candidaturas municipal y autonómica, presentándose en una misma plataforma.
El acuerdo no ha contado con las bendiciones del aparato burocrático del Podemos, que ha negado a Errejón la capacidad de llegar a esos acuerdos y le ha acusado de incumplir la decisión de presentarse a la Comunidad con el nombre de Podemos.
Dado que en 2015 Podemos se presentó en distintos municipios y CC.AA. con diferentes nombres y formando parte de diversas plataformas, el conflicto no puede venir tanto por el nombre de la candidatura sino por la configuración de la lista, que el aparato burocrático quiere imponer sin tener en cuenta la opinión del candidato. Hubo un intento anterior de imponer también la lista del Ayuntamiento, quitando de ella a las personas de mayor confianza de la alcaldesa y ahora se intenta lo mismo con la lista de la Comunidad, M. Carmena no lo aceptó y parece que I. Errejón tampoco.
No es Podemos la única organización que pretende rodear a un candidato potente, con altas probabilidades de obtener un buen resultado, de colaboradores clientelares sacados de la burocracia del partido, es una practica, lamentablemente muy extendida, aunque todo indica que, en esta ocasión, no lo han conseguido.
Una vez que en la izquierda se ha abierto la opción de hacer elecciones primarias para elegir los cabezas de lista, queda pendiente la definición de modelos realmente participativos para la configuración de los restantes puestos de las listas electorales. La práctica habitual es que los aparatos burocráticos coloquen a quien quieran, casi siempre más por lealtades personales que por razones de mérito o capacidad.
El conflicto en Podemos ya le ha costado a Errejón su acta de diputado pero puede tener un precio mucho mayor, no para él sino para toda la izquierda madrileña, si el autoritarismo de la dirección podemita se empeña en presentar su propia lista a la Comunidad, corriendo el riesgo de que la izquierda divida su voto y pierda una vez más el gobierno de la Comunidad de Madrid.
La capacidad de los partidos de izquierda de liquidar a sus mejores representantes es inconmensurable. Coincidiendo con la defenestración de Errejón, se produce también la dimisión del antiguo coordinador de IU, G. Llamazares, uno de los pocos dirigentes de IU que todavía merecen la pena.
Estos comportamientos sectarios se han dado también en el PSOE con la defenestración en octubre de 2016 de su S.G. Pedro Sanchez, que afortunadamente, y gracias al apoyo de la mayoría de los socialistas, recuperó posteriormente su puesto y hoy es Presidente del Gobierno de España.