El resultado de la primera vuelta de las elecciones primarias del PSF, para elegir a su candidato a la presidencia de la República, da un soplo de esperanza a toda la izquierda pues, cuando parecía que el PSF quería competir haciendo la competencia por la derecha al candidato de la derecha, Fillon, a su vez el más derechista de los precandidatos de los Republicanos; los electores han dado un giro y han proclamado prácticamente vencedor al ex ministro de educación de Hollande, Benoit Hamon con el 36% de los votos, frente al 31% del candidato oficial Manuel Valls, primer ministro de Hollande hasta hace pocos días y por tanto copartícipe de sus políticas liberales.
Si al triunfo de Hamon se suma el 19% de A.Montebourg, tercer candidato y también del ala izquierda del PSF, que ya ha expresado su apoyo a Hamon, el triunfo del candidato de la izquierda parece al alcance de la mano.
Hamon ha estado siempre en el ala izquierda del PSF, fue ministro con Hollande pero recobró su libertad política no entrando en el último gobierno de Manuel Valls en 2014.
B. Hamon ha sido calificado como el "primer ladrillo de la reconstrucción de la izquierda", se presenta con un programa que incluye novedades notables sobre las ideas clásicas de los "stablishment" tradicionales, sean de derechas o de izquierdas, como estar contra el austericidio o el culto al crecimiento constante y al consumo desaforado, poniendo más énfasis en la atención a las desigualdades sociales.
En su programa incluye propuestas de fuerte impacto, como la renta mínima de 600 €, financiada con cargo a la reducción de subvenciones a las empresas, o la creación de un impuesto a los robots, con el argumento de que reemplazan al hombre en el trabajo y por tanto tienen que ser gravados fiscalmente igual que los trabajadores.
Visto desde la perspectiva española, el más que posible triunfo de Hamon nos enseña, al menos, dos ideas importantes. La primera es que es posible proponer una política de izquierdas y no resignarse a poner algunos matices a las políticas de siempre de la derecha, como ha hecho Hollande en sus últimos años o como está haciendo en España la actual dirección provisional del PSOE, apoyando al gobierno de Rajoy.
La segunda enseñanza es de orden interno, si en Francia ha sido posible vencer a las presiones del aparato político que disponía de la presidencia de la República, en España se puede vencer a los aparatos organizativos de barones y gestora, que buscan salidas "lampedusianas" de cambio aparente para que todo siga igual.
Las elecciones primarias, aunque no sean abiertas a la ciudadanía, son, junto a las posibilidades que dan las nuevas tecnologías de participación, un arma muy poderosa para romper el dogal que intentan imponer las élites políticas incrustadas en los órganos de dirección de los partidos progresistas.