Una vez terminado el Estado de Alarma que ha tenido paralizado el país durante tres meses, España tiene que iniciar su proceso de reconstrucción a todos los niveles: Estado, CC.AA. y Entidades locales. Este proceso tiene fundamentalmente un aspecto económico y social, pues es necesario recuperar la actividad económica y el empleo pero, tan importante como este, es lo que podríamos considerar como aspecto defensivo. El COVID 19 puede estar controlado, pero no erradicado y las posibilidades de que reaparezca con fuerza dentro de unos meses son, a juicio de los epidemiologos y como se está observando en China o Corea, muy considerables. La pandemia ha puesto de manifiesto muchas debilidades en nuestro sistema sanitario y, en la forma como se han gestionado las residencias geriátricas que han sufrido el golpe más duro de la pandemia.
La Comunidad de Madrid encabeza el ranking de mala gestión en la sanidad y en las residencias de la tercera edad y, ya al final de la desescalada, siguen faltando sanitarios y sigue habiendo centros de salud cerrados y los familiares de las personas fallecidas en las residencias siguen sin tener las explicaciones necesarias y están planteando diversas querellas contra la Administración Autonómica.
La posibilidad de un nuevo rebrote de la pandemia en una comunidad presidida por Isabel Diaz Ayuso (IDA), provoca una situación de miedo adicional que los ciudadanos de Madrid no tendríamos que soportar.
El gobierno de la comunidad de Madrid no es solo de derechas, que lo es, es sobre todo totalmente inoperante e incapaz, los errores cometidos son impresionantes, las circulares enviadas a las residencias para no derivar a los enfermos residentes violan de forma ostensible el derecho a la salud que tiene cualquier ciudadano, las explicaciones dadas y la forma de culpar a otros de sus insuficiencias, impresentable.
Si la moción de censura que permitió a Pedro Sanchez acceder al gobierno tenía una componente ética para impedir tener un presidente del gobierno implicado directamente en temas de corrupción, mantener en la presidencia de Madrid a una persona responsable de estas actuaciones, no es un problema menor y por tanto merece también una moción de censura.
Hay que evitar a toda costa que el PP de IDA siga gobernando y para ello es necesario que el PSOE asuma su responsabilidad política y presente la moción de censura proponiendo a Ángel Gabilondo como nuevo presidente.
La aritmética de la asamblea de Madrid es muy complicada, la izquierda tiene 64 diputados, la derecha extrema y la extrema derecha, PP+ Vox, 42, que con los 26 de Ciudadanos, suman los 68 que forman la mayoría que apoya al gobierno.
Una moción de censura del PSOE no tendría fácil prosperar pues necesitaría 67 votos que no tiene, aunque en estas circunstancias habría que arriesgarse a perder y presentar la moción por razones de higiene democrática.
Sin embargo el reglamento de la cámara ofrece otra posibilidad: la presentación de un segundo candidato que compita con el primero. En condiciones normales esa opción sería imposible pero, en la situación actual de guerra abierta entre los dos socios de gobierno PP y Cs, con un consejero de asuntos sociales de Cs enfrentado de forma pública con el consejero de sanidad del PP por la gestión de las residencias y con un vicepresidente de Cs que convoca por su cuenta a los portavoces de los partidos de izquierdas al margen de la presidenta, esa posibilidad puede abrirse camino. Si además añadimos la estrategia de desmarque de las dos derechas que está practicando Cs en las últimas semanas, acercándose al gobierno en el Congreso de los Diputados, las posibilidades son todavía mayores
En el hipotético caso que finalmente hubiera dos mociones con dos candidatos, es muy posible que terminara en un acuerdo programático que diese la presidencia a uno de los dos y cumpliese el objetivo principal de desalojar a IDA de la presidencia de Madrid.
La lógica aritmética de los votos tendería a dar la presidencia al candidato socialista, pero la lógica política da más opciones al candidato de Cs. Desde un punto de vista político, Ciudadanos daría un gran salto cualitativo si obtuviera la presidencia de Madrid, la primera presidencia en su historia.
Fuera cual fuera el resultado, la operación tendría un gran beneficiario: la ciudadanía madrileña que se libraría de tener como presidenta a un personaje tan nefasto como I. Diaz Ayuso.
También habría otro componente político positivo: alejar a Cs de las derechas extremas y acercarlos al gobierno, facilitando mayorías en el parlamento nacional y unas consecuencias colaterales en los gobiernos de centro derechas de Andalucía, Murcia y Castilla y León.
El movimiento es complejo y arriesgado y requiere mucho valor por parte de todos:
- Cs ganaría una posición política importante pero tendría que dar un salto estratégico, casi definitivo, alejándose de las derechas.
- El PSOE quedaría en Madrid en una situación secundaria, aunque no mucho más que la que tiene actualmente. A nivel nacional ganaría en estabilidad.
- La maniobra necesitaría el apoyo de uno al menos de los dos grupos de izquierdas, Más Madrid o Unidas Podemos, pues los 63 votos de PSOE y Cs no son suficientes. Este apoyo también es arriesgado para estos partidos, aunque UP, como miembro del gobierno, obtendría los mismos beneficios de estabilidad que el PSOE