La crisis de los refugiados de la guerra de Siria que están entrando en Europa por tierra y mar en condiciones precarias, lleva camino de convertirse en una de las mayores vergüenzas de la U.E.de este siglo.
La dimensión del problema es muy grande pero parece, como comentaba J.I. Torreblanca hace pocos días en el diario El País, que los ciudadanos no nos enteramos.
Las previsiones para los próximos meses son de una dimensión impresionante.
Mientras la Comisión Europea hace esfuerzos para encontrar acuerdos consensuados, la mayoría de los países miembros siguen "mirando al tendido", debatiendo en largas e infructuosas reuniones que no parecen llevar a ningún sitio.
Empiezan a aparecer algunos movimientos que tal vez sean un primer paso adelante, pero es tan pequeño, que cuesta esfuerzo no ridiculizarlo:
Luxemburgo acoge 30 refugiados, y España 19. (Hay que recordar que España se comprometió hace dos meses, bien es verdad que a regañadientes, a asumir un contingente de 17.000 refugiados en una primera fase)
¿Cuantos lustros se tardaría en acoger todos los refugiados a este ritmo? Esperemos, en positivo, que a este primer paso sigan muchos más.
En este escenario ¿Que podemos hacer los ciudadanos de a pie sensibilizados con este problema, para contribuir de una manera activa para que se resuelva de forma positiva y en el menor tiempo posible?
Una opción es incrementar nuestro apoyo económico a las ONGs que como ACNUR, y muchas otras están trabajando duramente sobre el terreno, o a las que operan en nuestro territorio.
La segunda posibilidad, totalmente compatible con la anterior, es presionar a nuestras instituciones para que adopten medidas de apoyo para acoger el máximo número posible de refugiados y en las mejores condiciones posibles.
La magnitud del problema excede con mucho de las posibilidades que actuaciones voluntariosas que puedan llevar a cabo grupos solidarios de ciudadanos. Es imprescindible, que las autoridades elegidas democráticamente, utilicen los recursos que hemos puesto a su disposición y los utilicen al servicio del apoyo a los refugiados. Solo los Ayuntamientos, con los apoyos económicos de la U.Europea, la colaboración de ONGs, como Cruz Roja, CEAR o ACEEM, y la complementaria de la ciudadanía, pueden abordar eficazmente este asunto.
Los ciudadanos por tanto tenemos la opción de presionar, utilizando por ejemplo plataformas como change.org, para hacer llegar nuestra voz a los Ayuntamientos.
En esa línea he lanzado una petición a los Ayuntamientos del N.O. de Madrid: Majadahonda, Las Rozas, Pozuelo y Boadilla del Monte, que invito a suscribir.
En los últimos años, los partidos políticos tienen que reconocer que no estuvieron a la altura de las circunstancias para abordar, con celeridad y eficacia, problemas sociales como, por ejemplo, los desahucios por impago de hipotecas de muchos ciudadanos afectados por la crisis.
Esperemos que no tengamos que avergonzarnos en el futuro, de nuestra pasividad a la hora de cumplir los acuerdos internacionales que hemos suscrito en relación con los derechos de los refugiados.
Las previsiones para los próximos meses son de una dimensión impresionante.
- Acnur estima que llegaran a Europa una media de 5.000 refugiados diarios hasta febrero de 2016.
- La Unión Europea, calcula en 3 millones los refugiados que llegaran a Europa hasta 2017.
Mientras la Comisión Europea hace esfuerzos para encontrar acuerdos consensuados, la mayoría de los países miembros siguen "mirando al tendido", debatiendo en largas e infructuosas reuniones que no parecen llevar a ningún sitio.
Empiezan a aparecer algunos movimientos que tal vez sean un primer paso adelante, pero es tan pequeño, que cuesta esfuerzo no ridiculizarlo:
Luxemburgo acoge 30 refugiados, y España 19. (Hay que recordar que España se comprometió hace dos meses, bien es verdad que a regañadientes, a asumir un contingente de 17.000 refugiados en una primera fase)
¿Cuantos lustros se tardaría en acoger todos los refugiados a este ritmo? Esperemos, en positivo, que a este primer paso sigan muchos más.
En este escenario ¿Que podemos hacer los ciudadanos de a pie sensibilizados con este problema, para contribuir de una manera activa para que se resuelva de forma positiva y en el menor tiempo posible?
Una opción es incrementar nuestro apoyo económico a las ONGs que como ACNUR, y muchas otras están trabajando duramente sobre el terreno, o a las que operan en nuestro territorio.
La segunda posibilidad, totalmente compatible con la anterior, es presionar a nuestras instituciones para que adopten medidas de apoyo para acoger el máximo número posible de refugiados y en las mejores condiciones posibles.
La magnitud del problema excede con mucho de las posibilidades que actuaciones voluntariosas que puedan llevar a cabo grupos solidarios de ciudadanos. Es imprescindible, que las autoridades elegidas democráticamente, utilicen los recursos que hemos puesto a su disposición y los utilicen al servicio del apoyo a los refugiados. Solo los Ayuntamientos, con los apoyos económicos de la U.Europea, la colaboración de ONGs, como Cruz Roja, CEAR o ACEEM, y la complementaria de la ciudadanía, pueden abordar eficazmente este asunto.
Los ciudadanos por tanto tenemos la opción de presionar, utilizando por ejemplo plataformas como change.org, para hacer llegar nuestra voz a los Ayuntamientos.
En esa línea he lanzado una petición a los Ayuntamientos del N.O. de Madrid: Majadahonda, Las Rozas, Pozuelo y Boadilla del Monte, que invito a suscribir.
RECIBAMOS A LOS REFUGIADOS EN NUESTROS MUNICIPIOS
Estamos ya en plena campaña electoral pero, entre las propuestas que los lideres políticos de nuestro país están haciendo, es difícil encontrar alguna referencia relativa agilizar la oferta española de plazas para los refugiados de Siria y otros países.
En los últimos años, los partidos políticos tienen que reconocer que no estuvieron a la altura de las circunstancias para abordar, con celeridad y eficacia, problemas sociales como, por ejemplo, los desahucios por impago de hipotecas de muchos ciudadanos afectados por la crisis.
Esperemos que no tengamos que avergonzarnos en el futuro, de nuestra pasividad a la hora de cumplir los acuerdos internacionales que hemos suscrito en relación con los derechos de los refugiados.