La pregunta del titulo es retorica pues basta con ver la televisión, escuchar la radio o leer la prensa, sea cual sea su tendencia, supuestamente amarilla o supuestamente seria, para que la respuesta sea positiva.
Si se sintoniza a media mañana o a media tarde cualquiera de las dos cadenas privadas y supuestamente progresistas de TV, La Cuatro y La Sexta, el resultado es desolador. Se pasan todos los días, hora tras hora, manoseando insistentemente escándalos de cualquier tipo y entre ellos, como protagonista principal, la corrupción política.
Repiten tantas veces los mismos argumentos, que el numero de mujeres maltratadas, muertos en accidentes de trafico, aunque sean en la otra parte del mundo o de actos de corrupción política, parece mucho mas elevado que el que existe realmente, lamentablemente muy alto.
Su insistencia es de tal calibre que parecen disfrutar de los escándalos tanto como un hipopótamo en un charco de barro y parece lógico pensar que necesitan los escándalos para poder sobrevivir todos los días.
No se trata de minimizar la corrupción ni de matar al mensajero, hay que reconocer sin matices que el nivel de corrupción ha alcanzado un grado insoportable y hay que reconocer el papel positivo de los medios de comunicación en su denuncia permanente de estos escándalos, pero el exceso de comentarios, muchas veces sin aportar datos nuevos, está contribuyendo de forma muy negativa a incrementar la desmoralización social, que ya es muy grande, y a que crezcan fenómenos populistas como POdemos que, ademas, parecen de plantilla, pues están continuamente en Antena.
El tema de las supertarjetas en negro de los consejeros y directivos de Cajamadrid y Bankia, es un buen ejemplo, sobre el que se pueden aportar algunas reflexiones.
En primer lugar se están cargando las tintas sobre los consejeros y directivos que han utilizado las tarjetas sin discriminación ninguna, crucificandolos públicamente y sin excepción antes de escucharlos. Al mismo tiempo se esta minimizando el papel de Blesa y sus directivos y de su "modelo de gestión" que pusieron en marcha el sistema y que tienen una responsabilidad mucho mayor.
En segundo lugar no se hace distingo alguno entre los 86 implicados, cuando se ha sabido que cuatro de ellos no han hecho gasto alguno aunque sus nombres aparecen igual. Entre los que han cargado gastos en la tarjeta las diferencias son tambien muy notables.
Existen versiones contradictorias sobre el uso de la tarjeta, según algunas informaciones, eran parte de la retribución mientras que en otras se afirma que eran para gastos de representación, no hay que descartar que hubiera tarjetas de distintas clases o que a lo largo del tiempo evolucionaran.
Cuesta mucho creer que todos los consejeros de Cajamadrid de los diez últimos años, algunos de ellos con trayectorias impecables hasta ahora, sean unos presuntos golfos.
Ademas de los medios de comunicación, algunos dirigentes políticos se han precipitado en condenar a todos los consejeros y, han hecho declaraciones muy radicales al estilo POdemos. Las protestas indignadas del ex ministro Virgilio Zapatero es una muestra representativa de que se pueden estar realizando acusaciones precipitadas
Los responsables políticos deberían haber sido mucho mas prudentes antes de enviar a la hoguera a sus representantes en la Caja, ademas no tienen derecho a hacerse de nuevas ya que las tropelías cometidas en Cajamadrid, incluyendo la caracteristicas fundamentales de las supertarjetas, eran de sobra conocidas hace mucho tiempo y el hecho de que aparezcan nuevos detalles, no lo convierten en un nuevo escándalo como puede deducirse del ruido mediático que se ha levantado, sino en un capitulo mas del lamentable serial de Cajamadrid.
Por supuesto los responsables políticos y sindicales madrileños y nacionales tienen que investigar a fondo, antes de lanzar condenas implacables, estas actuaciones de sus militantes, pero no pueden limitarse a ello, ya que no se tomaron medidas para cortar su utilización y deben, ademas, asumir sus responsabilidades si una parte de ese dinero se hubiera gastado en temas propios de cada organización.
La falta de respeto a la protección de datos es notoria, se han publicado nombres de personas por el simple hecho de ser consejeros de la Caja, lo que implica que por representar a un partido, sindicato u otras entidades se es también un presunto delincuente.
Seria muy saludable que los implicados devolviesen el dinero no imputable a gestiones relacionadas con la Caja y regularizasen los impuestos correspondientes
y por supuesto, dimitiesen de todos sus cargos públicos y orgánicos hasta tanto se aclare totalmente el tema, que para cada uno, sera distinto pues no se pueden meter a todos en el mismo saco.
Este ultimo episodio de corrupción puede ser una buena oportunidad para empezar a corregir los lamentables comportamientos de los años anteriores pero no basta con sacrificar en la hoguera a los afectados directos, ni hacer sobreactuaciones propagandísticas, es necesario también investigar las implicaciones de los órganos de dirección de las organizaciones regionales, que no pueden limitarse a rasgarse las vestiduras como si no supieran nada y ponerse los primeros en exigir responsabilidades.
Las propuestas de regeneración democrática tienen una buena ocasión para empezar a plasmarse, mas allá de medidas simbólicas de cara a la galería como prohibir a los diputados dar clases en la Universidad o colaborar en prensa, radio o TV.
Lo fácil en estas situaciones, es unirse al coro de los que se rasgan las vestiduras y contribuir a crucificar indiscriminadamente a todos los afectados. Me niego a ello.
Cuando se conocen directamente a algunos de los miembros de CC.OO. y del PSOE afectados y nunca se ha tenido ninguna razón para dudar de su honestidad personal, es necesario conocer mas detalles, incluidas sus explicaciones, antes de condenar globalmente a todos.
Escribiendo estas reflexiones se corre el riesgo de que se considere que se pretende restarle importancia a estas actuaciones en Cajamadrid, no es esa la intención sino la de intentar contribuir a un análisis mas sosegado de este asunto y evitar cabezas de turco mientras algunos otros con mayores responsabilidades se quedan al margen.
Repiten tantas veces los mismos argumentos, que el numero de mujeres maltratadas, muertos en accidentes de trafico, aunque sean en la otra parte del mundo o de actos de corrupción política, parece mucho mas elevado que el que existe realmente, lamentablemente muy alto.
Su insistencia es de tal calibre que parecen disfrutar de los escándalos tanto como un hipopótamo en un charco de barro y parece lógico pensar que necesitan los escándalos para poder sobrevivir todos los días.
No se trata de minimizar la corrupción ni de matar al mensajero, hay que reconocer sin matices que el nivel de corrupción ha alcanzado un grado insoportable y hay que reconocer el papel positivo de los medios de comunicación en su denuncia permanente de estos escándalos, pero el exceso de comentarios, muchas veces sin aportar datos nuevos, está contribuyendo de forma muy negativa a incrementar la desmoralización social, que ya es muy grande, y a que crezcan fenómenos populistas como POdemos que, ademas, parecen de plantilla, pues están continuamente en Antena.
El tema de las supertarjetas en negro de los consejeros y directivos de Cajamadrid y Bankia, es un buen ejemplo, sobre el que se pueden aportar algunas reflexiones.
En primer lugar se están cargando las tintas sobre los consejeros y directivos que han utilizado las tarjetas sin discriminación ninguna, crucificandolos públicamente y sin excepción antes de escucharlos. Al mismo tiempo se esta minimizando el papel de Blesa y sus directivos y de su "modelo de gestión" que pusieron en marcha el sistema y que tienen una responsabilidad mucho mayor.
En segundo lugar no se hace distingo alguno entre los 86 implicados, cuando se ha sabido que cuatro de ellos no han hecho gasto alguno aunque sus nombres aparecen igual. Entre los que han cargado gastos en la tarjeta las diferencias son tambien muy notables.
Existen versiones contradictorias sobre el uso de la tarjeta, según algunas informaciones, eran parte de la retribución mientras que en otras se afirma que eran para gastos de representación, no hay que descartar que hubiera tarjetas de distintas clases o que a lo largo del tiempo evolucionaran.
Cuesta mucho creer que todos los consejeros de Cajamadrid de los diez últimos años, algunos de ellos con trayectorias impecables hasta ahora, sean unos presuntos golfos.
Ademas de los medios de comunicación, algunos dirigentes políticos se han precipitado en condenar a todos los consejeros y, han hecho declaraciones muy radicales al estilo POdemos. Las protestas indignadas del ex ministro Virgilio Zapatero es una muestra representativa de que se pueden estar realizando acusaciones precipitadas
Los responsables políticos deberían haber sido mucho mas prudentes antes de enviar a la hoguera a sus representantes en la Caja, ademas no tienen derecho a hacerse de nuevas ya que las tropelías cometidas en Cajamadrid, incluyendo la caracteristicas fundamentales de las supertarjetas, eran de sobra conocidas hace mucho tiempo y el hecho de que aparezcan nuevos detalles, no lo convierten en un nuevo escándalo como puede deducirse del ruido mediático que se ha levantado, sino en un capitulo mas del lamentable serial de Cajamadrid.
Por supuesto los responsables políticos y sindicales madrileños y nacionales tienen que investigar a fondo, antes de lanzar condenas implacables, estas actuaciones de sus militantes, pero no pueden limitarse a ello, ya que no se tomaron medidas para cortar su utilización y deben, ademas, asumir sus responsabilidades si una parte de ese dinero se hubiera gastado en temas propios de cada organización.
La falta de respeto a la protección de datos es notoria, se han publicado nombres de personas por el simple hecho de ser consejeros de la Caja, lo que implica que por representar a un partido, sindicato u otras entidades se es también un presunto delincuente.
Seria muy saludable que los implicados devolviesen el dinero no imputable a gestiones relacionadas con la Caja y regularizasen los impuestos correspondientes
y por supuesto, dimitiesen de todos sus cargos públicos y orgánicos hasta tanto se aclare totalmente el tema, que para cada uno, sera distinto pues no se pueden meter a todos en el mismo saco.
Este ultimo episodio de corrupción puede ser una buena oportunidad para empezar a corregir los lamentables comportamientos de los años anteriores pero no basta con sacrificar en la hoguera a los afectados directos, ni hacer sobreactuaciones propagandísticas, es necesario también investigar las implicaciones de los órganos de dirección de las organizaciones regionales, que no pueden limitarse a rasgarse las vestiduras como si no supieran nada y ponerse los primeros en exigir responsabilidades.
Las propuestas de regeneración democrática tienen una buena ocasión para empezar a plasmarse, mas allá de medidas simbólicas de cara a la galería como prohibir a los diputados dar clases en la Universidad o colaborar en prensa, radio o TV.
Lo fácil en estas situaciones, es unirse al coro de los que se rasgan las vestiduras y contribuir a crucificar indiscriminadamente a todos los afectados. Me niego a ello.
Cuando se conocen directamente a algunos de los miembros de CC.OO. y del PSOE afectados y nunca se ha tenido ninguna razón para dudar de su honestidad personal, es necesario conocer mas detalles, incluidas sus explicaciones, antes de condenar globalmente a todos.
Escribiendo estas reflexiones se corre el riesgo de que se considere que se pretende restarle importancia a estas actuaciones en Cajamadrid, no es esa la intención sino la de intentar contribuir a un análisis mas sosegado de este asunto y evitar cabezas de turco mientras algunos otros con mayores responsabilidades se quedan al margen.